RECUERDOS
Es la única niña que no puede permanecer sentada en el micro. Cuando llega a la parada le da el beso de rigor a su madre y le mete prisa para caminar. Presa de la ansiedad, dobla la esquina donde le espera su amigo canino. Nunca recuerda su nombre aunque su dueña se lo repite a diario. Le acaricia, juega con él y, como ya es costumbre, su madre le saca una foto. Hoy, treinta años después y con la fotografía en sus manos, le viene de golpe parte de su infancia donde detrás de las rutinas diarias siempre había alicientes para continuar.
Esta historia bien podría ser de una personita que yo conozco.
ResponderEliminarjijiji.
Armando Magec
Ji ji ji quién sabe querido. Parece que cuentas con información ji ii
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