miércoles, 10 de junio de 2015

SUEÑOS VACÍOS


La mayoría de las clientas le daba una propina por lo bien que realizaba su trabajo. Nadie como ella para lavar cabezas. Con humilde actitud siempre respondía que el mérito no era de ella sino del champú. Ninguna de ellas sabía que con la misma facilidad con la que restregaba cabezas se iban sus sueños por el desagüe.

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