jueves, 4 de junio de 2015

LA SEÑORA DE LAS FLORES


Para muchos de los que la veíamos a diario recorriendo la avenida principal de punta a punta nos inspiraba simultáneamente ternura y lástima. Conjeturábamos sobre la necesidad que tendría esta pobre señora mayor para estar todos los días vendiendo rosas. Ahora que estaba jubilada, Margarita se afanaba en escoger las rosas más bellas de su jardín. No valía cualquiera porque sus rosas tenían como función cumplir actos de servicio como reconciliar a enamorados, celebrar aniversarios, honrar a difuntos y conmemorar actos importantes. 

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